En la España
del siglo de Oro el teatro fue una de las diversiones principales,
representadas en los corrales de comedias, a menudo los patios interiores de
alguna manzana de casas cubiertos por un toldo. Empezaban hacia las 2-3 de la
tarde en invierno y en verano hacia las 3-4 duraban entre dos horas y media o 3
horas pero concluían antes del anochecer por razones morales y de orden
público.
Escenario solía
ser sencillo, contaba con un telón decorado y con paneles para ambientar la
escena contenían algunas trampas de transformaciones por las que un actor aparecía
por sorpresa ante el público. Comedias de capa y espada, damas virtuosas,
galanes embozados, criados chismosos y no podían faltar tampoco los duelos de
espada. Se cobraban entradas antes de entrar al corral y otras en las
localidades de asiento. Frente al escenario había una fila de asientos de iglesia
y el resto del patio era para los mosqueteros (gente común). En medio del
corral solía haber un pozo y a veces
unas letrinas, los acomodadores o alojeros dónde en verano se vendían agua,
fruta y frutos secos.
Desde
mediados de la década de 1580 las mujeres ocupaban un corredor especial,
llamado cazuela. Las de la nobleza podían ocupar a los aposentos o habitaciones
desde donde podían contemplar la función detrás de unas rejas. Las localidades
de asiento de los corredores superiores eran ocupadas por regidores, altos
oficiales, nobles y eclesiásticos.
Los corrales
se cerraban los miércoles de ceniza y se abrían después de pascua, la representación
teatral fue al principio fue un ingrediente más del día de fiesta pero si tenía
éxito se extendía a los días laborables, martes y jueves al comienzo, hasta
llegar a la representación diaria.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada